Una parte importante en el camino del autoconocimiento es saber cómo reaccionamos frente al dolor. Sobre todo, cómo reaccionamos de manera inconsciente. Desgraciadamente, es parte de nuestra vida cotidiana el que algo o alguien nos haga daño, en mayor o menor medida.
Ya sea porque nos dicen o hacen algo que no nos agrada, porque no ha satisfecho nuestras expectativas o nos ha defraudado, porque no quiere hacer lo que le decimos,...Por eso es importante saber cómo reaccionamos ante esa frustración. ¿Cómo reaccionamos cuando alguien nos hace daño?
Por lo general, siempre vamos a intentar hacerle daño a esa persona también. Queremos “devolverle” el daño que nos ha hecho, o que sufra, igual que nos ha hecho sufrir a nosotros. Esto puede sonar cruel, pero creo que es una reacción normal y que todo el mundo tiene, aunque cuesta reconocerla.
Por eso, como cada vez que queremos conocer algo de nosotros, no tenemos que juzgarnos. Simplemente observar con curiosidad y aceptar lo que vemos. Porque la recompensa de conocernos un poco más siempre merece la pena. Aunque lo que veamos no nos guste a priori. Para encontrar tu manera de reaccionar ante estos casos, te propongo un ejercicio:
1) Piensa una situación donde alguien te hizo daño. Si es una situación reciente, mejor. Normalmente, las personas que más queremos (pareja, hijos, padres, amigos), son las que hacen cosas que más nos afectan. Un ejemplo con ellos estaría bien.
2) Ahora, intenta recordar cómo te comportaste con esa persona a partir de ese momento. ¿Qué cambió en tu comportamiento? Aquí puedes hacer una lista de actitudes o hechos concretos o simplemente darte cuenta de la actitud general que tomaste hacia la persona. En cualquier caso, cuanto más concretes, mejor.
3) Por último, lo más importante. Teniendo en cuenta esos comportamientos, ¿cómo crees que podrías haber hecho daño al otro o la otra con ellos? ¿Cómo le "castigaste"? Sé sincero. O por lo menos, imaginativo. Si no crees que quisieras hacerle daño, simplemente di lo primero que se te ocurra.
Y luego dale vueltas, para ver si realmente tenías esa intención o no. Cada uno reacciona de manera distinta. Hay quien se aísla y se cierra, porque cree que la falta de contacto es lo que más va a dañar al otro. Habrá quien grite e insulte, porque eso es lo que más le dolería a él mismo. Otros castigarán con la indiferencia, porque piensan que sentirse ignorados duele.
También habrá el que pueda “personalizar” el castigo, negando al otro cosas que sabe que le gustan (sexo, cariño, ir al cine juntos, “olvidándose” de fechas significativas,...).
¿Cómo lo haces tú? Si quieres, puedes repetir el ejercicio anterior con otras situaciones donde te sentiste dolido o dolida, e intenta sacar el patrón común a las reacciones que tuviste en todas ellas. ¿Qué se repite? ¿Qué es lo que siempre haces cuando te hacen daño?
Conocer esa parte de nosotros nos ayudará a relacionarnos mejor, sobre todo con las personas que más queremos que, por cercanía emocional, son las que más alegrías nos dan, pero también las que más daño nos hacen (aunque sea sin querer).
Y saber cómo reaccionamos en estos casos nos ayudará a no devolver daño por daño y así no entrar en un ciclo que no beneficia a nadie a la larga.